Otro mes con aislamiento

Esa es la voluntad de las autoridades y nuestra obligación es acatarla.

La cuarentena que abrió las puertas a la prevención que se extendió con el aislamiento preventivo en sus viviendas de los ciudadanos ya llega a 75 días.

El tema es que nos encerraron y quienes no estamos en la nómina oficial, sufrimos las consecuencias que trajo todo este tiempo sin producir para cubrir los gastos cotidianos (alimentos, servicios públicos, medicamentos, arriendos, obligaciones diversas) y hoy ese fragmento de la población empieza a sentar su protesta reclamando la oportunidad de trabajar.

Esta situación ha llevado a que grupos de ciudadanos a exijan a la administración municipal les permita algún grado de flexibilidad para ejercer actividades que permitan producir lo necesario.

Comerciantes, vendedores informales, dicen estar altamente perjudicados y requieren de métodos para trabajar. Si vamos a trabajar, apliquemos las medidas y prevengamos el contagio.

Medidas como el pico y cédula o el toque de queda los fines de semana mantienen el control para la prevención, pero a la gente se le olvida que es una responsabilidad personal por su seguridad sanitaria y la de su familia y rompe la cadena de protocolos y vemos en la calle a muchos que no usan tapaboca, no practican el aislamiento social, es decir, la distancia entre personas.

En estas circunstancias de nada sirven las medidas, porque seguramente estamos convencidos que debe haber un policía en cada esquina para hacer cumplir la medida aplicando comparendos.

Vemos que en la ciudad de Pitalito existe una desobediencia civil contra las medidas de la administración municipal de algunas personas, sin observar los protocolos sanitarios para la prevención de COVID-19.

La cuarentena nos afecta económicamente, pero por ahora nos fortalece sanitariamente, pero no todo el tiempo estaremos en aislamiento y debemos generar la cultura preventiva por cuenta de cada uno.
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