LASTIMOSA SITUACION DEL RIO GUACHICOS

Por: MARIO ALBERTO VALDERRAMA YAGUE

Lastimosa la situación del río Guachicos, pero es una realidad que las autoridades locales y ambientales conocen pero se mantienen al margen. Mientras tanto el agua se acaba.

El medio ambiente no da votos. Esa es la razón que explica porqué los administradores locales no inviertan en su protección y conservación.

Los municipios sureños han adquirido varios centenares de hectáreas rurales en cumplimiento del artículo 111 de la ley 99 de 1993 que los obliga a dedicar durante 15 años un porcentaje no inferior al 1% de sus ingresos para la adquisición de áreas de importancia estratégica para la conservación de recursos hídricos que surten de agua los acueductos municipales dejando la administración de estas zonas al respectivo municipio en forma conjunta con la CAM y con la opcional participación de la sociedad civil y, exigiendo que los proyectos de construcción de distritos de riego dediquen un porcentaje no inferior al 3% del valor de la obra a la adquisición de áreas estratégicas para la conservación de los recursos hídricos que los surten deagua. ¿La CAM tiene un inventario de estas adquisiciones y otras zonas que figuran como baldíos? ¿Existe un efectivo control sobre estas áreas por parte del municipio, la CAM y las comunidades? ¿Los propietarios o poseedores que vendieron sus propiedades para este fin, desocuparon los predios?

Los municipios sureños carecen de plantas de tratamiento de aguas residuales. En Pitalito hay una planta inexplicablemente construida por debajo de la cota del río Gusarapas y unos viaductos que no ha sido puestoen funcionamiento. Más de dos mil millones de pesos perdidos.

No se aprovechó la administración del ingeniero Luis Eduardo Quintero en Cormagdalena para resolver este grave problema que afecta a todos los municipios sureños. Quebradas como la denominada El Chulo, en San Agustín,y Cálamo, en Pitalito, totalmente contaminadas se pueden recuperar si se cuenta con la respectiva planta de tratamiento, pero no hay interés por estos importantes proyectos.

La explotación de los lechos de los ríos sureños no en todos los casos se realiza legalmente. Para quienes tienen licencia, la explotación no está acompañada con el cumplimiento de las reglas para mitigar el impacto ambiental, pues no se ejerce vigilancia y control sobre la actividad. Para otros, la única licencia es contar con un politiquero local que tenga el poder de frenar cualquier intervención de las autoridades ambientales. Claro que tal “colaboración” no es gratuita, pues el politiquero asegura lafinanciación de la campaña, la pavimentación de la entrada a la casa u otro beneficio patrimonial. De otra parte, quienes extraen el material ilícitamente lo hacen mediante negociaciones celebradas con propietarios de fincas ribereñas que tienen la creencia de que el río también les pertenece.

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